jueves, 20 de mayo de 2010

HISTORIAS DE FINISHER III: AIRE

Quiero agradeceros a todos y cada uno de vosotros vuestros comentarios y ánimos. En verdad, no sabéis cuanto, os estoy muy muy agradecido. Intento hacer una crónica con todo detalle y plasmar no solo lo que fue una carrera, sino también, la carrera interior que yo viví.

También deciros que de hoy hasta el lunes, no podré publicar nada. Estaré fuera todo el finde. El lunes prometo volver y terminar de relatar como fue esa maratón. De mientras, os dejo con la crónica de mi parte ciclista. Va por vosotros.

AIRE

Pongo el pulsómetro a cero y empieza mi aventura, esos 180 kilómetros que terminaría maldiciendo por culpa de Eolo, que ese día nos iba a castigar a base de bien. Empiezo a pedalear con fuerza, con rabia, sintiéndome fuerte aunque por dentro me acordaba de las palabras de Mikel Angel "no tiendas toda la ropa en la bici, piensa que después te queda la maratón y hay que tender la ropa poco a poco". En ello andaba yo, me acoplo, empiezo a pedalear bastante cómodo y veo como me adentro en el Delta del Ebro, un paisaje de arrozales en el cual, las únicas novedades eran unos cuantos locos que iban en bicis, dispuestos a hacer 180 kms del tirón. Me meto un ibuprofeno, sabía que los lumbares me iban a dar problemas, lo que no sabía es que me iban a joder vivo unas cuantas horas después



No sabía yo que llevaba el viento a favor, creía que simplemente, llevaba buen ritmo y habría que mantenerlo poco a poco. Eolo me pita falta, cuando al coger la rotonda hacia Camarles, me sopla de costado. Ahí empecé a darme cuenta de que la cosa se iba a poner castaño oscuro a medida que pasaran las horas, ya que las previsiones de viento anunciadas en la página www.windguru.com era que a las once de la mañana soplarían 35 km/h de rachas de viento....ojalá hubiera quedado solo en eso.

Llego al avituallamiento de Camarles y decido parar a comer, a mi me gusta hacer las cosas con calma en una carrera tan larga. Me como unas cuantas barritas y tiro hacia L´Ampolla de nuevo. Antes de llegar, me cruzo con Jorge, va como una moto el cabrón, no sabía yo que al final me metería cuarenta minutos en la bici.

Primera llegada al pueblo de L´Ampolla. Es dificil no emocionarse, no ponerse a 160 ppm y encabritarse encima de la bici cuando escuchas trompetas de estadios, la gente dándote ánimo y tus amigos diciéndote "vamo vamo vamo vamo, llevas al Jorge a 4 minutos!!!!"

Siguente vuelta, voy bien....de momento. Rotonda hacia Camarles y de repente Eolo me da un guantazo a mano abierta en la oreja.....de esos que duelen y te dejan la oreja roja. Empieza el via crucis de la bici, empieza el viento, empieza la película, cojan palomitas que nos vamos a entretener:

Cada media hora voy comiendo. Cuando llego a Camarles me pido plátanos y barritas, los voy comiendo cuando llevo el aire a favor. Cuando llego a L´Ampolla, pido isotónico y me meto un gel (lo había entrenado con la bici el meterme geles), el caso es que cada media hora le voy echando comida al estómago.

Llevo noventa kilómetros de carrera y empieza ahora bien, el viento. Empieza a soplar en toda su fuerza, me agarro a los acoples en llano, agacho la cabeza y pedaleo, no quito el plato. Hoy no quito plato. Hoy voy a sacar toda la malaleche que llevo de todos los entrenos. Eolo sopla ahora lateralmente, tengo que doblar la bici para no caerme. Pasa una furgoneta y del efecto succión, casi me tira.

Ahora no solamente Eolo, sino también mis lumbares, se unen a la fiesta. Empieza el show y a dolerme aquello una barbaridad. "No vais a poder conmigo", pienso mientras mis lumbares me hacen que me levante sobre el cuadro y pedalee de pie. Aquello no da tregua.

Me acuerdo de las palabras de Fernando, cofrade como yo en la Salutación y Hombre de Trono "Cuando el hombro nos duela, hay que dejar que se duerma y nosotros, meter la cabeza en el varal y quedarnos dormidos en el varal". Hago lo mismo con los lumbares, intento olvidarme del dolor y concentrarme en los acoples. "Cuando solo veas cadáveres a tu alrededor, los acoples te darán la vida", frase que leí en un foro de no se donde. Pues ahí agarro los acoples y me digo que he entrenado muy duro, he sacrificado muchas momentos como para que unos lumbares me echen atrás la carrera. Eolo vuelve a arremeter. "No vas a poder conmigo cabrón", pienso mientras me levanto de la bici. El reloj marca cinco horas de carrera y todavía me quedan más de sesenta kilómetros para llegar. Esto va a ser más duro de lo que yo creía.


Cada vez Jorge me va recortando más terreno, va como una moto el tío "Olvídate de Jorge, haz tu puñetera carrera. A esto hemos venido, sabíamos a lo que veníamos y para esto hemos entrenado" pienso. La velocidad del viento es tal, que vamos en el llano a 12 km/h, con el 39x23 metido y sufriendo a patadas. Intento mirar un punto fijo, la raya contínua, y no levantar la vista. Nueva llegada a L´Ampolla, ambientazo y giro para dar la última vuelta, Dios mío, ya hay gente haciendo la maratón. Cojo el móvil que lo llevaba encima y para motivarme leo un mensaje que Mariví me mandó la noche antes animándome, se me saltan las lágrimas. Me acuerdo de las palabras de Pepe el del Sequé, y se me saltan más lagrimas. Voy con el viento a favor y empiezo a acordarme de todos los Rincon-Nerja que me hecho con mi yerro, y porque no decirlo, de todas las aventuras que he tenido con el yerro, todas las cicloturistas, carreras, entrenos que hemos tenido. Me acuerdo de tantas cosas que mentalmente me digo "Si salgo de la bici y no tengo ninguna avería, ya no me parará nadie en la carrera". Me acuerdo de tantos momentos que se vuelven a saltar las lágrimas e intento por todos los medios mantener la calma.

Voy llegando a L´Ampolla y preparándome mentalmente para la Maratón "Iván, como vas a correr una maratón ahora si no puedes con tu cuerpo?". Nuevo y definitivo paso, llego a boxes. Me bajo de la bici y corro hacia mi puesto. Suelto la bici y abro la bolsa de la T2 que tenía preparada. Suelto el maillot, casco, zapas de ciclismo y me echo crema solar. Me siento en un alcorque cercano e intento ponerme las Medilast para correr y me cuesta la vida. Me pongo la gorra Ironman y las gafas y me levanto....y cuando tengo la mente en blanco y no pienso en lo que se me viene por delante, empiezo a correr. Son las tres y veinticinco minutos de la tarde y quedaba lo más duro, la jueza que pondría a cada triatleta en su sitio, su majestad la maratón.

5 comentarios:

  1. Miraló por el lado positivo, el yerro nunca te abandonó.
    Te imaginas con carbono y ruedas de perfiles? Creo que todavía estarías por Arcansas subido en el TWISTER; por cierto pedazo de polo.jajajaj

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  2. Los acoples te darán la vida, pero los acoples son los que te causan el dolor lumbar... a mi al menos... gran crónica y aún queda lo mejor, lo más emotivo.
    buenas fotos... el año que viene te auguro al menos el casco aero... empápate bien de Lanzarote porque el año que viene serás finisher (allí) o en Roth, pero al menos una vez en la vida debes hacerlo en la isla bonita.
    Saludos

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  3. Coño joven!
    el fanegas ese que está molestando en primera plana soy yo mismo... ;)
    enhorabuena por la camiseta finisher, tiene mucho valor.
    un saludo, Humberto Cerezo

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  4. buena cronica,debió ser bastante duro con ese aire.seguimos esperando la nueva entrega,salu2

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  5. socio nos tienes a todos medio llorando y sentados delante de la pantalla del ordenata esperando el gran final.Mi emhorabuena socio te lo mereces por lo que has luchado.
    Gracias amigo por lo que me estas ttransmitiendo y la ilusion que me dan tus palabras,

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